NO DISIMULEMOS: el texto 5 ha sido posiblemente el más costoso de transcribir, ¿verdad? Es cierto que no había apenas elementos extratextuales que señalar (apenas una única corrección, como veremos), pero quizás es el fragmento más extenso de los cinco y el que concentra una mayor variedad de abreviaturas (o por lo menos el que más excepciones registra según lo visto hasta ahora). Pero no nos precipitemos: quizás esta no fue la sensación experimentada por todas/os mientras transcribíais… Y eso solo puede significar una cosa, de la que seguro que ya eres consciente: tu competencia transcriptora es, sin duda, muy superior a la que tenías cuando empezaste, quizás temerosa/o de tu capacidad y del nivel de exigencia del proyecto. ¡Y mira dónde has llegado! Enhorabuena a todas las personas que, dentro de sus posibilidades, habéis decidido encarar este reto con perseverancia e ilusión: desde aquí, ya sabéis, hemos estado vigilantes y os hemos visto tropezar y mejorar a golpe de práctica. Estamos muy orgullosos de vuestro progreso y nos sentimos afortunados de haber podido contribuir a ello al tiempo que aprendíamos de vuestras necesidades y comprobábamos las ventajas e inconvenientes de nuestra plataforma de transcripción.
De hecho, ya nos entra hasta un poco de nostalgia (yo diría que bastante…) de que el piloto ya haya llegado a su fin. Sin embargo, estamos convencidos de que seguiréis con nosotros, de un modo u otro, y que podremos encontrarnos de nuevo cara a cara con este y otros valiosos manuscritos en el camino. Pero… no nos pongamos sentimentales, que hay mucho trabajo por delante y siempre hay algo nuevo que aprender. Habéis recargado nuestras pilas y en 2020 volveremos de nuevo a la carga con nuevas propuestas de transcripción, nuevos manuscritos y nuevas actividades: por ejemplo, queremos que visitéis, las/los que podáis, con nosotros, la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional de España para echarle un vistazo al nuestro queridísimo manuscrito C de la Estoria de Espanna (BNE ms. 12837: os sabéis la signatura de memoria, ¿a que sí?). Llevamos varias semanas haciendo un estudio arqueológico exhaustivo del manuscrito (vamos desvelando algunas sorpresas interesantes) y nos encantará enseñároslo y comentarlo con vosotras/os in situ y en persona. ¿Te atreves? ¿Os animáis? En fin, en algún momento os escribiremos para saber si os apetece una excursión al corazón alfonsí de nuestro proyecto.
Muy bien, ¡basta de monsergas y al tajo! Veamos, ¿qué os podemos contar acerca de vuestro rendimiento que ya no sepáis? Pues no mucho, la verdad, porque habéis ido mejorado considerablemente fragmento a fragmento, y eso también se nota en la frenética actividad de aquellas/os valientes que se han atrevido con otras secciones del manuscrito. Bien, os comentaremos algunas cosas que seguro que os interesarán. Lo primero, como siempre, aquí tenéis una captura de la transcripción (versión con y sin expansiones) del Texto 5 para que hagáis vuestras comprobaciones. Si encontráis alguna discordancia con la que no estéis de acuerdo, ya sabéis, aquí os esperamos con ansia.
No queremos daros la tabarra de nuevo con cuestiones sobre el usus scribendi del ms. C que ya sabéis de memoria, como la preferencia del uso de la <v> al principio de palabra, la <ç> cedilla ante <e> o <i>, la consonante nasal ante <p> o <b>, etc. etc. Nos lo habéis escuchado (más bien leído 🙂 hasta la saciedad… Eso sí, permitidme que adivine lo que estáis pensando: sí, es verdad, siempre nos vamos a encontrar con excepciones. Por ejemplo, la cedilla generalizada en el ms. C algunas veces, bien por olvido o por influencia del modelo que se está copiando, brilla por su ausencia: ejs. accitana, oficio, arcobispo. Y qué decir de ese maravilloso ejemplo de “costumbre” (con <m> ante la consonante bilabial) que parece retarnos con la mirada… No os preocupéis (no hay duda de que lo estáis, y mucho ;-), son solo unos pocos ejemplos, más bien aislados, frente a la tendencia gráfica general, al menos de la mano principal que copia el manuscrito.
¡Ay, las manos…! ¿Cuántas habrán intervenido en el manuscrito? Es algo que solo podremos descubrir, claro, si continuamos con la transcripción del resto del códice. Tenemos la sensación de que hay más de una, casi seguro: seguro que te fijaste en el Texto 5 hay algunos usos gráficos y abreviativos particulares, que quizás ya hayas registrado también en otras zonas del manuscrito: es el caso de “como”, que aquí sí aparece abreviado (com + lineta > como), frente a la tendencia general de aparecer la forma plena “como” acompañado de la lineta sin valor fonético real. No es la primera vez que lo ves, ¿a que sí? Recuerda que la lineta expletiva (sin valor abreviativo) también la encontramos en formas como pechar, fecho o muchos y que la razón tan solo tiene que ver con la tendencia (ocasional todavía en C) de cruzar perpendicularmente los astiles de ciertas letras de manera más o menos mecánica (especialmente cuando la letra se va cursivizando cada vez más) o con cierta voluntad estética o decorativa en algunos casos. Desde luego, ya lo hemos dicho, no es pertinente la interpretación de “mu(n)cho” (frecuente, por ejemplo, en los códices del XIII) como variante fonética de mucho, visto que en nuestro manuscrito esta lineta aparece en otras formas (como las ya citadas pechar o fecho) en las que no cabe ninguna interpretación abreviativa. En cualquier caso: ¡cómo nos gustan las linetas, ¿no?! No paramos de hablar de ellas. ¡Somos unos cansinos!
En el Texto 5 también se concentran las diferentes formas de abreviar “omne/s”: la clásica om(n)e y las otras dos, más ocasionales y normalmente condicionadas por el espacio de la línea: o(mn)e y o(omne)s, es decir “oe” y “os” con lineta. No se puede acortar más una palabra: si es que los copistas eran unos auténticos hachas aprovechando el espacio, ¿verdad?
Continuemos. ¿Qué tal te ha ido con las formas en las que la <l> es cruzada pola lineta?: egł(es)ias, pł(e)ytesia, cł(er)igos, cł(er)jzia, en(e)ł. Recuerda que en estos casos acudimos al símbolo combinado ł, salvo en el último caso -ya lo comentamos- que también puedes transcribirlo con la lineta sobre la <n>: en̄(e)l. Por supuesto, la palabra (arço)bispo, tan infrecuente en este fragmento… (¡casi una veintena de veces!), aparece abreviada casi siempre con el mismo procedimiento (la lineta cruza la <b>: oƀ(is)po), y lo mismo cabe decir de la forma Joħ(a)n. Y ya que estamos, no nos olvidemos de la lineta mediolinear cruzando la <s> alta en la forma verbal ſ̷ (er) ‘ser’: en E1 aparece seer, con doble vocal (> lat. SEDERE), pero en C probablemente ya podamos transcribir sin preocupación con una sola <e>.
Otra particularidad abreviativa de esta sección (y que tal vez nos remita a un copista diferente), en la línea de lo que comentamos antes sobre la forma com(o), es la mayor uso de la lineta para abreviar la vocal <e> (ejs. orden(e)s, esposiçion(e)s, tr(e)s, menor(e)s, etc.) y -¡ojo: novedad!- la consonante <m> en un contexto totalmente distinto: dezi(m)os. Esto nos ha llamado la atención al transcribir, ¿a ti también?
Y bien, ahora un clásico sobradamente conocido: a estas alturas se nota que sabes perfectamente diferenciar el símbolo supralinear con valor <er/re/ir> de la lineta o de las letras voladas. En este fragmento encontramos varios ejemplos de este símbolo abreviando <er> en posición interior y final de palabra: talau(er)a, pom(er), man(er)a, prim(er)o, gen(er)al. Convéncete: la <r> acompañada, antes o después, por una vocal palatal (sobre todo la <e>) es una de las secuencias gráficas preferidas en la abreviación a lo largo de toda la Edad Media.
El texto 5 también nos permite rastrear, de manera sistemática, uno de los cambios gráfico-fonéticos más interesantes rastreables a caballo de los siglos XIII y XIV. Ya lo hemos comentado varias veces: cada vez que nos encontramos la secuencia -(n)d en E1 con mucha probabilidad veremos en C el cambio a -n(t): segund > segunt, grand > grant, caridad > caridat, entended > entendet, cibdad > çibdat, uerdad > verdat… ¡Pero qué maniáticos estos copistas, ¿no?! Es broma, pero lo cierto es que es una tendencia muy marcada en esta época y con posible relevancia fonética en algunos casos. Es un fenómeno que requiere todavía de un estudio exhaustivo, pues todavía no están claras las fronteras geográficas o cronológicas detrás de esta variación (si es que las hay). Si tienes curiosidad, échale un ojo, por ejemplo, a las pp. 140-144 del manual Cómo editar los textos medievales de Pedro Sánchez-Prieto Borja (Arco/Libros, 1998). Podríamos hablar de otras diferencias, más o menos rígidas, entre E1 y C, como la presencia de <ss> frente a <s> en muchas palabras (desse > dese, usassen > vsasen) o el adverbio estonces > entonçes, pero entonces creo que inmediatamente dejarías de leer este post y volverías a la refrescante labor transcriptora 😀 Está bien, continuemos un poco más, pero solo para minimizar el mono de transcripción (si experimentas cierto grado de adicción en nuestro taller de transcripción, es que estás haciendo las cosas bien, hahaha).
Vamos terminando… (¡no sufráis más!), y dejamos para el final esa abreviatura incompleta que tal vez que sacó de quicio en algún momento: sanct- y nuestr-/vuestr-. Ya sabes cuál es la razón de por qué no la completamos: se trata de palabras con flexión de género y número (o incluso otras desinencias, como en el caso de sanct-idad), por lo que para no cuadriplicar el número de opciones en la paleta de caracteres especiales, optamos por incluir solo la raíz de la palabra, común a todas las variantes. Es importante que no te equivoques y que dejes siempre fuera de la abreviatura esas desinencias: ej. sc̄os > sc̄(sanct-)os, sc̄idat > sc̄(sanct-)idad. Siempre es muy útil transcribir en el modo expandido, porque así evitamos intervenciones erróneas por nuestra parte.
Un último apunte abreviativo acompañado de una buena noticia para los amantes de la puntuación medieval (o sea, todas/os nosotras/os). En este fragmento volvemos a encontrarnos con la abreviatura, por contracción (sigla) del nombre María: recuerda que tienes que seleccionar en este caso la tercera opción de la vocal volada <a>: mª > mª(ria). Y, por otra parte, sabemos que lo estábais deseando: al final de la rúbrica tenemos un precioso tripunctus ⸫ que debemos añadir a través del menú superior de navegación (P ‘puntuación’ > add). Por cierto, no desesperéis si no sois capaces de marcar toda la rúbrica, desde el calderón inicial hasta el tripunctus final, a través del menús superior (O ‘ornamentación’ > texto resaltado). No es cosa tuya, es una limitación del sistema que no siempre permite incluir en la rúbrica los símbolos de puntuación situados en los extremos. Con que selecciones la secuencia textual (como se ve en la captura inicial de este post) basta. Es algo que intentaremos mejorar en desarrollos ulteriores de la plataforma.
Bien, para terminar, nos referiremos a tres cuestiones que nos habéis planteado algunas/os de vosotras/os en estas dos últimas semanas. Por una parte, la transcripción de los numerales romanos: .CLxxxvjº. (fragmento 1), .xvjº. (fragmento 2). No olvides distinguir, dentro de los posible, las letras mayúsculas de las minúsculas, añadir los puntos demarcativos al inicio y final de la secuencia numérica y la vocal volada del final (la puedes insertar con la tecla que generalmente se sitúa encima del tabulador en tu teclado).
Alguna persona también ha dudado acerca del extraño símbolo con forma de cruz presente al final de la l. 18 del primer fragmento (col. b): no tiene función textual, tan solo contribuye a la justificación completa de la línea, por lo que no debemos reflejarlo en nuestra transcripción.
También hemos visto que os habéis percatado de una sutil corrección presente en el primer fragmento (col. b, l. 29): “almohades atalauera e moro y grant tienpo fasta que murio”. La segunda letra de la forma verbal moro ‘moró’ fue objeto de corrección, probablemente por inducción de la forma murio memorizada por el copista presente al final de la línea.
La forma de indicar esto en la plataforma es a través del menú superior C ‘corrección’, habiendo seleccionado previamente la palabra entera (moro). En la ventana emergente basta con indicar el lugar de corrección (‘overwritten text’) y en el cuadro inferior la secuencia corregida (por ejemplo: muro > moro). Lo único que importa aquí es alertar al sistema (y a nosotros) de que en este lugar se producido una corrección por parte del copista.
Una reflexión final que nos hace elucubrar sobre la manera en que los copistas trasladaban el modelo textual en el que se están basando. ¿No os habéis fijado en que, pese a la tendencia abreviativa generalizada en todo el manuscrito, a veces hai determinadas líneas que, por alguna razón (consciente o no), apenas se copian con abreviaturas? Curiosamente esto pasa de vez en cuando en esta sección (quizás sea un rasgo específico de la mano que trabaja en esta parte del códice o simplemente forme parte del acto más o menos mecánico de traslación del modelo al nuevo soporte escriptorio). Échale un vistazo a la l. 16 del segundo fragmento (col. a): “arçobispado ala eglesia menor mas los escriptos sō mu[chos]”. ¿No es increíble? Sí, estamos exagerando un poco, pero si no fuera por la lineta del verbo so(n), ¡atención!, estaríamos delante de la primera línea sin abreviar conocida en el manuscrito 😀 ¿No te has sentido tentado de añadir un ƀ(is) un ł(es) o una <i> volada en las formas arçobispado, eglesia o escriptos tantas veces abreviadas en el resto del manuscrito? Si la respuesta es afirmativa, quizás sea el momento de parar y que te dé un poco el aire :-), al tiempo que celebras tu bautizo de fuego en el mundo de la escritura medieval: entrar en comunión con el copista y predecir sus movimientos. Es entonces cuando te dices a ti misma/o: sin duda, ha valido la pena.
Ricardo Pichel, Aengus Ward y Polly Duxfield