Palabras y religión en la Estoria de España

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Como ya se explica en este blog en entradas anteriores, en la Estoria de España se tratan dos asuntos de envergadura para la historia religiosa de cristianos y musulmanes. Por un lado, el capítulo titulado “Delos fechos del anno catorzeno en que se fallo la cruz” trata el descubrimiento del lugar donde fue crucificado Jesús por parte de la emperatriz Elena y, en el cuarto, “De como Mahomat priso a los coraxinos e de lo que mando fazer a los moros”, está centrado en la entrada de Mahoma a La Meca.

Es de imaginar, por tanto, que tanto un texto como otro aparecerán términos y nombres propios ligados a ambas religiones. En el primer grupo podríamos encajar el propio participio crucifigado ‘crucificado’. Esta forma con el fonema /k/ sonorizado no debería extrañar, pues no es raro en la historiografía alfonsí: se encuentra en la misma Estoria de España (Edición de Pedro Sánchez-Prieto, 2002) y en las Partidas, pero también en Duelos de la Virgen y Milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo (ca. 1198 – ca. 1264) y en dos traducciones bíblicas del mismo siglo, todo según muestra la base CORDE. Otro término ligado a la religión es ídolo, ‘imagen de una deidad objeto de culto’, del griego εἴδωλον (‘imagen’, DCECH): “ídolos de Venus”. En este caso, además, se suele aplicar ídolo a las representaciones paganas. En la General Estoria, por ejemplo, al hablar de costumbres religiosas de pueblos precristianos como los egipcios (“ídolo de Apis”), romanos (“ídolo de Júpiter”) y antiguos judíos (“ídolo del vezerro”). Este sentido ya es recogido muy claramente por Covarrubias (1611): “está contrahido a sinificar alguna figura, o estatua: la qual se venera por semejança de algún dios falso, como Iupiter, Mercurio (…)”.

También llamamos la atención sobre el empleo de romería como ‘peregrinación’: “la muy sancta Emperadriz Elena estando en Roma enuiol mandado en uision muchas uezes el nuestro sennor dios que fuesse a tierra de iherusalem otra uez en Romeria” (EE, Ms. E1). Si bien el significado sigue recogido en el DLE como ‘viaje o peregrinación’ por asuntos devotos, lo cierto es que en el siglo XIII era aplicable a todo tipo de viaje a un lugar sagrado, incluso a lugares remotos como Tierra Santa, y los historiadores alfonsíes extienden el término a creencias no cristianas, como en un fragmento de la General Estoria, donde se cuenta que Edipo va “de romería” al templo de Apolo. Este uso perdura en autores muy posteriores como Bernal Díaz del Castillo, que habla de la costumbre de ir “en romería” para ver al llamado “ídolo de Cholula” (c. 1568-1575)[1]. Por último, en la parte final del capítulo, se cuenta que la emperatriz Elena puso una parte del madero de la cruz en una arqueta y la dejó en un “monesterio de virgines” (Ms. C). La voz monesterio / monasterio viene del latín tardío MONASTERIUM, y se usa indistintamente para casas de religiosos de uno y otro sexo. En cuanto a la palabra vírgenes, no necesita explicación, pero aquí hay que decir que en este texto denomina a las religiosas o monjas.

Un texto que trata la aventura a Tierra Santa debe tener algunos topónimos: el inevitable iherusalem (Ms. E1), ‘Jerusalén’, además del lugar de partida, Roma. Los nombres propios que aparecen son Elena, la llamada emperadriz y después reina, y su hijo el emperador Constantino.

El siguiente texto está protagonizado por Mahoma en la ciudad santa. Aparecen topónimos ligados a su historia sagrada, como es el caso de Yatrib, nombre dado antiguamente a Medina, y Meca. Además, está el nombre propio del profeta, al que se llamaba Mahomat, algo de lo más habitual en los textos medievales castellanos tanto para el profeta como para personas que llevaban su nombre (“Don Mahomat Aban Mahomat Aben Hut, rey de Murçia”, 1253)[2]. Para señalar la época en la que se produjeron estos hechos, se menciona la época del “Regnado del Rey Sisebuto” (Ms. E1), monarca visigodo muerto en 621.

Interesante es la introducción de voces propias de la religión musulmana en el castellano en una obra de la época; encontramos Ramadán y almoharrán, términos sobre los que escriben los autores de la manera siguiente: “Otrossi mando que en el mes que los moros llaman Ramadan que ayunassen y treynta dias. e otros treynta en el mes que dizen ellos Almoharran. e este es el mes de Junno”. Ambos aparecen documentados también en los Libros del Astrolabio llano, de Rabí Zag (c. 1277, CORDE), donde se mencionan dentro de una explicación de lo que se llama “meses moriscos”. De almoharrán dice, además, que es “el primero mes”. Mientras que Ramadán ha tenido presencia en los diccionarios en castellano desde épocas tempranas (Covarrubias 1611), almoharrán no ha tenido la misma suerte y no está recogido en las obras lexicográficas. Bien conocida es mezquita, del árabe másǧid, ‘oratorio, templo’ (DCECH), repartida en numerosas obras librescas medievales, pero también en una abundante documentación cancilleresca[3].

Una de las mayores curiosidades léxicas del texto es la mención al pueblo denominado coraxinos, que en el manuscrito C resulta aparecer con la variante coroxinos. En cualquier caso, no hay información sobre el origen de este nombre, y solo se informa de que eran los habitantes de La Meca y al parecer paganos, ya que “aoravan los ydolos” (Ms E1).

En conclusión, estos dos textos, aunque diferentes en su contenido, aportan interesantes datos sobre el castellano alfonsí, en especial, sobre el vocabulario y, más aún, con la presentación de arabismos, que demuestran el conocimiento de la cultura musulmana en los autores castellanos del siglo XIII.

Delfina Vázquez

Notas

[1] Historia verdadera de la conquista de Nueva España. Edición de Carmelo Saéz de Santa María. Madrid: CSIC, 1982. Disponible en CORDE.

[2] Carta de donación. Documentos del rey Alfonso X dirigidos al Reino de Murcia. Publicados por Mª Teresa Herrera y Nieves Sánchez. Hispanic Seminary of Medieval Studies, Madison, 1999. Disponible en la base CORDE.

[3] Ponemos como ejemplos más tempranos el documento sobre la mezquita de Barbastro (1102) o el repartimiento de Murcia (1257-1270), entre otros registrados en la base CORDE.

Referencias

CORDE= RAE: Corpus Diacrónico del Español, <http://www.rae.es/recursos/banco-de-datos/corde>.

Covarrubias, Sebastián de (1611) : Tesoro de la lengua castellana o española. Madrid, Luis Sánchez.

DCECH = Corominas, Joan y Juan Antonio Pascual (1980): Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico. Madrid: Gredos.

DLE = RAE: Diccionario de la Lengua Española. <http: //www.rae.es>

Biografía

Delfina Vázquez Balonga es doctora en Lengua Española (2015). Actualmente es profesora ayudante doctora en la Universidad de Alcalá. Sus líneas de investigación son el léxico, la onomástica y la morfosintaxis en los documentos archivísticos de los siglos XVI al XIX. Ha publicado varios libros y artículos sobre la materia.